lunes, enero 24, 2005

Sarmiento tenía razón

Con las elecciones que derivaron en que gane la presidencia "Penguin" Kirchner (y que Menem saque 4 millones de votos), me dio por iniciar la lectura de la historia argentina que tengo acá en casa. No digo que haya una biblioteca especializada, pero con el tiempo hemos ido llenándola con buenas cosas. Me leí los cuatro volúmenes de la Historia Argentina, de Gustavo Gabriel Levenne, y me he leído la vida de varios próceres en una muy buena colección que sacó La Nación, supervisada por Félix Luna.
De esta última, ya pasé por Juan Manuel de Rosas, Alberdi, Juan Domingo Perón, Bartolomé Mitre, Mariano Moreno, Estanislao López, y ahora estoy leyendo la vida de Sarmiento.
En la escuela, poco te dan sobre este señor (en sí, te dan poco de la historia argentina como deberían darla, buscando el espíritu crítico y hablando con la verdad... Lo que te cuentan de la muerte de Moreno, por ejemplo, es un triste ejemplo). Cara de malo tiene, convengamos eso. Y era bien ácido para comentar y escribir, medio "leche hervida" si se lee su "intercambio de ideas" con Alberdi.
Pero tenía mucha razón en lo que comentaba respecto a la Civilización y la Barbarie. Creo que fue como un vidente, porque lo que escribía allá por 1830 aún perdura. A esta sociedad le gusta regirse por caudillos, que les manejen todo, que les saquen algunas libertades a cambio de que se les asegure un mínimo de bienestar. Y al decir mínimo no decía buena educación, ganas de crecer, de emprender, de inventar. No, no. El ranchito, el mate, la siesta, un poquito de ganado, y listo. Hoy sigue igual: una casita, el asadito, un laburito y listo. Quizás fue demasiado crítico de lo propio, dándole sin lástima al gaucho y a lo autóctono, y por eso probablemente algunos lo malinterpreten o lo tomen de vendido: criticó al gaucho porque al gaucho no le importaba más que el triduo rancho/mate/ganadito. Nada más. Reacio a estudiar, a mejorar su casa, a alambrar los campos, a establecerse en un lugar, a ser mejor.
Sarmiento tenía razón.
Sigo leyéndolo. Voy por el 33% del libro.