No es novedad que en Argentina, a pesar de que las
estadísticas dicen que la alfabetización supera el 97%, la gente en general es
bastante bruta. Y que
no le interesa salir de ese adjetivo.

Las imprentas no son una excepción. Las computadoras no crean automáticamente los folletos en base a lo que ven, pues todavía
la tecnología no ha madurado como para que diferencie un queso de un yoghurt. Entonces, hay gente que se sienta delante de unas baratas PCs compradas
por ahí (ni pensemos en que se asesoraron con un experto, y si lo hicieron, no es experto seguramente), escribe, "diseña", imprime y sale a la calle,
sin ningún control. Lo peor es que las imprentas que cometen horrores de ortografía no son
solamente las que hacen volantes invitando a las bailantas, sino también las de masivas propagandas de grandes empresas.

Este es el caso de
Jumbo, que repartió un folleto hoy en Rosario, con sus ofertas.
Dos perlitas hay para comentar. La primera,
bien en la tapa, como para empezar la relación comercio-cliente. Ofrecen un refugio bungalow, pero "bungalou". Esta palabra está por todos lados, por todos los medios, puesto que designa las cabañas que
hay en montones de lugares para vacaciones, no solamente Las Leñas o Punta del Este. ¿Nunca lo habrá visto quien diseñó el folleto? La otra está detrás, y es
aún peor, porque el/la escritor/a tenía la palabra en el producto y en la foto. Promocionan la espuma para afeitar Gilette Foamy. ¿Qué puso el/la burro/a? "Espuma de afeitar Foanny". ¡Dios! ¿Es que nunca jamás vas al super, o al Jumbo?
¿Nunca te afeitaste? La espuma es marca Gilette, y la línea se llama "Foamy", lo cual viene de "foam", que en inglés significa... ¡espuma!
Dudo que le interese algo a Jumbo.
Y a quienes lo leen.
Y en el post contiguo está Sarmiento... Pobre.
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