El ridículo mayor
A veces cuesta, realmente, creer lo que ven los ojos. Es como pensar al apóstol Tomás siendo un tipo común de este país. Lo primero, porque seguramente Tomás se rió y preguntó si habían estado dándole al vino los demás cuando vinieron a decirle que Jesús había resucitado. Y recién lo creyó cuando lo vio. El adjetivo argentino se lo agrego porque aqú, a pesar de ver el hecho en sí, no podemos creerlo.
Anoche enganché de casualidad un tramo de un programa mediocre llamado "Cámara Testigo". Lo dan por América, antes de Doble Vida (lo digo así porque la TV argentina hace tiempo perdió los horarios). En el inicio de un bloque, nuestro presidente mandaba un saludo para Cámara Testigo, al mejor estilo "un saludo para mi mamá que me está mirando" de Domingos Para La Juventud. Un ridículo total. ¡Y es el presidente! La remató queriéndose hacer el gracioso al final, preguntando "¿Testigo de qué?". Lamentable. Convengamos que el presidente no tiene una gran apariencia que le permita hacer varios tipos de morisquetas sin asustar a niños pequeños y miopes sin anteojos.
¿Qué podemos exigirle a los demás con un presidente así?
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