Un lugar atendido por argentinos en Pueblo Esther
El sábado pasado, fuimos a comer a una parrilla que está en Pueblo Esther, La Edelfina. Es una parrilla y salón para eventos, bastante bonito, todo en madera, con un predio lleno de verde y hasta un lago artificial.
Hasta ahí todo bien. Lástima que es atendido por argentinos comerciantes, que se ve no tienen todavía en claro qué es el servicio y cómo hay que hacer para atender bien a los clientes.
No es barato. Algo lógico si se considera que tienen una carta de carnes bastante bien, con especialidad en costillar al horno de barro.
No tienen lo básico. Fue increíble pedir un matambre y que me digan que no había. Eran las once de la noche, pleno horario de cena, y el lugar se rige por reservación, o sea, sabían cuánta gente iba a ir. Eso no es todo. Tampoco tenían lomo.
Hay espectáculos. Aquí depende de lo que uno busca. Yo, personalmente, prefiero un lugar para ir a comer, charlar con mis amigos, y divertirme tranquilo. Si hay algo de música en vivo, que no joda mucho, es decir, que canten un ratito, bien y nada más. Pero aquí, además de unos buenos tangos y una chica que cantó lindo folklore, estuvo un travesti llamado Mariquena Del Prado, que si bien logró hacerme reír alguna vez (porque uno de los que estaba conmigo terminó en el escenario disfrazado), su estilo de tomar a la gente de punto no es el que me gusta a mí. Igualmente, la gran parte de la gente presente estuvo contenta, y se prestó a todo, e incluso fue más allá, con coplas llenas de insultos y todo.
No lo recomiendo.
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