En este año 2005, es mi intención comprar una propiedad. Ya llevo tres años y medio de novio, el tiempo va haciendo que nos estabilicemos y vayamos previendo el momento de la unión.
Luego de revisar los avisos clasificados inmobiliarios
desde septiembre de 2004, he arribado a la conclusión de que
las inmobiliarias son unas basuras succionadoras de dinero. Una afirmación dura, pero real. Siguiendo un ya antiguo adagio argentino que dice "si sube, sube, si baja, sube", los precios de las casas
han subido astronómicamente basándose en montones de factores (algunos ciertos, otros no). Con el corralito financiero, salieron para captar el dinero de gente enojada con los bancos que quería invertirlo en una propiedad, evitando así que una debacle parecida
de cazale vuelva a confiscar su plata. Entonces, subieron el precio de las casas, porque "había mucha demanda". Luego vino el boom de la soja, y los agropecuarios llegaron con dinero fresco
comprándose la mitad de la ciudad. Nueva papita para los terratenientes inmobiliarios, pues, les subió la demanda, y entonces (dicen que) deben subir los precios.
La cosa concreta es que
la soja vale la mitad de lo que llegó a valer,
el dólar bajó (porque, a pesar de que en este país cobramos todo en pesos, y muy poco, de por cierto, todo se vende en dólares),
los corralitos se terminaron, la demanda bajó notablemente, y a pesar de eso,
los precios siguen muy altos. Incluso, algunos caraduras se dan el lujo de subir
un poco más sus ya abultados precios.
Y esto no es todo. La Ley habla de que ellos pueden cobrar una comisión "por sus servicios", aunque no especifica el monto. Alegremente, andan cobrando
entre un 3 y un 4% del valor de la vivienda, embolsándose $ 2.700 por una venta de $ 90.000,
simplemente por poner el avisito y mandar un chico a que muestre lo obvio. Porque, en sí, el servicio es mediocre: no saben dimensiones del lote, no te dan copias usables de los planos, hay que andar llamándolos varias veces para concertar citas. Y encima de esto, ¡hay que ver cada casa!. Lamentable 100%. "Faltan algunos arreglos", dicen, y resulta que la vivienda parece estar instalada en Saigón en la época de la guerra.
Algo más diré en estos días, que sigo en contacto con estos maestros del comercio fácil y lucrativo.