Inoperancia policial y poliítica

Mientras escribo esto, me siento en un 15% asfixiado por el humo que viene de la quemazón deliberada de grandes extensiones en las islas, aquí enfrente de Rosario.
Esta situación es una de las tantas que muestran la inoperancia y desidia política, y por ende policial, de este (inserte_su_adjetivo_aquí) país. El tema del fuego en las islas viene de hace mucho, algo más de un año. La teoría más verosímil indica que dueños de la tierra (todos ellos entrerrianos, puesto que las islas forman parte de Entre Ríos) queman grandes extensiones para gastar mucho menos en reciclar el campo y para hacer que los precios bajen, y así comprar la tierra a menor valor.
Si bien hubo algo de intercambio concreto entre los gobiernos de Santa Fe y de Entre Ríos, lo cierto es que todo quedó en la nada y no pasó de bastante demagogia para que la gente diga "bueno, se están encargando". A esto, hay que agregarle el berreo de siempre por parte de la policía y las fuerzas de seguridad que deben hacer algo: "es muy grande el espacio y no podemos". ¡Wow! Me imagino entonces la tristeza y los problemas que tendrán las patrullas fronterizas de países como USA, o los encargados de parques nacionales incomensurables. ¿Cómo? ¿Ellos sí pueden? ¿Cómo harán?
Todo es palabrería, y nadie hace nada. Mientras tanto, luego de algunos días, todo huele otra vez a peluca quemada.

LCD a lo antiguo

Que somos un país agrícola-ganadero no es ninguna novedad, y que la gente está lejos de manejarse bien con la tecnología, tampoco.
Hoy fui al Banco Nación de San Martín y Av. 27 de Febrero. El Nación es un banco estatal, por lo cual no es raro encontrar elementos extraños en la mentalidad business de hoy. Lugares amplios desperdiciados, mobiliario antiguo mezclado con nuevo, artefactos arcaicos...
El tema es que los cajeros tienen todos pantallitas de LCD para sus operaciones. Hasta ahí todo bien. Lo sorprendente fue ver que las cajas 3 y 4 tenían filtro de vidrio aplicado encima, ese panel acrílico que se ponía a los monitores monocromáticos del año de la gomina, cuando generalmente estaban conectados a mainframes con terminales bobas. Y hasta me pareció ver que en esos LCDs corría un sistema basado en caracteres, seguramente hecho en AS/400 y adoptado en 1980.
Increíble.

Credicoop banco vago

Siempre pago mis impuestos y servicios utilizando Pagomiscuentas.com a través de mi cuenta Citibank. Con esto evito colas, ver a la gente bufar y hacer cosas idiotas, y gano mucho tiempo.
Sin embargo, la TGI (impuesto municipal) esta vez no estuvo registrada a tiempo, y la EPE (energía eléctrica) ni siquiera está registrada.
Tuve que ir al banco.
Para mi sorpresa, el Banco Credicoop de Av. 27 de Febrero y Paraguay no cobra impuestos luego de las 13 hs. A pesar de estar abierto hasta las 15, y de que todos los bancos cobran hasta esa hora, ellos cierran la ventanilla a las 13.
Vagos. Por algo son un banco de quinta.

El descontrolado invento del piquete

El piquete es un invento argentino.
Muchas cosas han sido ingeniadas por científicos y oportunistas locales, varias de ellas muy interesantes, pero otras tantas lamentables. Una de ellas es el piquete, un invento argentino para aplicar tristeza a los que no tienen la culpa de lo que sucede. Si bien cuando es aplicado correctamente puede dar buenos resultados y generar movimientos políticos (como es el caso de las papeleras en Uruguay), generalmente se hace piquete por cualquier cosa y a costa de los trabajadores normales, sin que llegue a afectar a los que realmente tienen poder de decisión.
El Gobierno dejó que esto siga adelante, malcrió a los manifestantes, dejándolos hacer y deshacer a gusto, sin aplicar los parámetros normales que se aplican en todo el planeta a las protestas. Porque en Alemania, en Inglaterra y en Noruega también hay protestas, pero se hacen minimizando al extremo el daño colateral a los que no tienen la culpa (hasta avisan los manifestantes a la policía el horario de inicio y fin).
En Santa Cruz (provincia del Presidente) hubo piquetes por asuntos salariales y de dinero, en lo que parece ser una legítima protesta de los trabajadores del petróleo, un segmento que gana millones por minuto y lo reparte entre pocos. La gente, loca total y acostumbrada a que nunca pasa nada, intentó tomar un centro de detención, donde estaba detenido uno de sus líderes, y en el copamiento mataron a un policía. Increíble.
Lamentablemente, las proyecciones se van cumpliendo. El asunto es si pararán alguna vez estas cosas o si seguirán escalando.